Reykjavik por
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Ayer por la tarde una compañera Erasmus de Burgos llegó totalmente acojonada porque al levantarse de la siesta se encontró en la puerta un par de zapatillas de estar por casa en la entrada de la residencia y ahora mismo sólo hay 2 chicas allí viviendo a la espera de que lleguen el resto de estudiantes extranjeros.
Me explico, la primera puerta siempre está abierta y la segunda sólo se abre metiendo un código de identificación y allí no hay ni bedeles ni nada parecido. Es más una de ellas tiene las llaves de toda la residencia. Pues las zapatillas enormes de estar por casa estaban dentro de la residencia pasando la primera puerta. La única posibilidad es que fuera de uno de los ancianos que se paseaba por las tardes de la residencia de ancianos de enfrente y que se hubiera colado en algún descuido.
Por la noche me llamó un amigo para decirme si quería ayudarle a registrar la residencia habitación por habitación para comprobar que no hubiera nadie, ya que le habían llamado pidiendo ayuda. Por el camino nos encontramos con un alemán que también iba a cumplir con su papel de "fuerte caballero". La gran duda era, que pintaba yo ahí, porque aunque tengo fama de tenerlos bien puestos (unos cardan la lana y otros la fama) no me veo muy capaz de noquear a ningún personje descalzo que me salga de dentro de una lavadora. Asi que decidí ser un simple acompañamiento, ya que las pocas habitaciones que me puse a registrar me impusieron respeto y dejé de ser capaz de entrar en cada una de las habitaciones (pero lo disimulé perfectamente).
Al final no había nadie o eso nos pareció y nos quedamos un rato a ver la televisión con ellas para calmar los ánimos. De repente, un chico apareció por la puerta, saludó a los que estábamos en la sala de la televisión y se metió en un pasillo. Hay que aclarar que como en la residencia de ancianos no les faltaba nadie y menos descalzo sacaron las zapatillas enormes de la residencia de estudiantes antes de que llegáramos la cuadrilla de cazafantasmas. Hablaron con el chico y se ve era islandés que llevaba allí desde la mitad de la semana pasada, que sólo estaba allí 15 días y que después su puesto lo ocuparía su hermano, que era uno de los islandeses que hay en cada piso y que se encarga de que todo funcione.
Aún no se sabe de quien son las zapatillas enormes y cómo llegaron ahí, pero mejor no remover ese tema no vaya a ser que toque volver. Pero bueno, Islandia es un país con nula delincuencia cuyo día nacional sacan a los presos de la cárcel y vuelven por si mismos.